Mi comienzo en el ámbito de la enseñanza no fueron más que la consecución de una ilusión y una vocación.

Hace ya 13 años decidí fundar un centro de idiomas tras algunos años de trabajo en el sector industrial en departamentos de exportación que me aportaron muchas experiencias muy valiosas para esta nueva etapa. Cumplí así uno de mis sueños de tener mi propia empresa y poder dar forma a un proyecto que llevaba años forjándose: nace Albalingua.

En un pueblo pequeño la mejor publicidad es el boca a boca, y afortunadamente esa ha sido nuestra mejor estrategia de marketing. Los resultados han hablado por sí mismos y cada año son más los estudiantes que escogen Albalingua.

A pesar de eso, nuestros valores engloban mucho más que unos resultados positivos. Para nosotros el alumno es único, y como tal adaptamos las metodologías a motivarlo, animarlo y a conseguir lo mejor de cada uno. Nos caracteriza un trato amable y cercano con el alumno y unas clases amenas donde se establezca una confianza que facilite la conexión profesor – alumno. Todos estos factores contribuyen a un éxito académico del que pueden dar testimonio nuestros alumnos.